Mi cuarto a espadas

Buenas, Ramón. Después de tu mensaje del otro día, deja que eche mi cuarto a espadas en este asunto, ahora que he salido un poco del asombro que me produce que se compare esta situación con el franquismo y la dictadura que no es. Como ya hemos visto, era una metáfora excesiva, así que no insisto en ello. Quizá habría que buscarlo en otro sitio.

Dices que podría ser que no veamos bien desde lejos lo que pasa allí, y puede que sea verdad. Pero quizá la presión local, como esta que denuncia Reporteros sin Fronteras, no deja ver bien y es bueno tener una mirada amplia. Parece que hablar de esto sin aplaudirlo te pone en riesgo de ser tildado de españolista, fascistas y todo eso, como bien saben Serrat y Marsé. Así que, sabiendo que nos leemos con cariño y que vamos a evitar los excesos, déjame que comparta unas cuantas reflexiones. Aunque me temo, no es fácil que nadie convenza a nadie.

Primero te anuncio que este texto está lleno de enlaces a artículos que expresan bien lo que quiero decir y podrían facilitar la conversación, aunque quizá, por otro lado, la hagan infinita. Pero, como son bastantes, mis disculpas. Son una muestra de lo pendientes que estamos de la cosa. Por cierto, siempre se habla de l´Estat como si Cataluña y el Gobierno de la Generalitat no fuera parte de él, lo que no deja de ser curioso.

Para empezar por lo último, la jornada de ayer, la violencia y el simulacro de democracia, qué disparate. Porque no creo que eso haya sido un referéndum auténtico sino un simulacro. Que la gente vaya a votar en mayor o menor medida, (algo más de dos millones de personas, un 42,6% del censo, según he leído) no hace que eso sea un referéndum de autodeterminación con las suficientes garantías democráticas como para recibir tal nombre. No creo que nadie puede decir que esa es una manera adecuada de decidir el futuro de un país, ni el de Cataluña ni el de España. El convocante de la consulta no ha respetado 20 de los 37 artículos de la convocatoria -ya de por sí ilegal según los servicios jurídicos de la cámara en la que se emitió– y, como es sabido, no se ha podido celebrar en condiciones. No creo, por tanto, que permita sacar conclusiones sobre el futuro y mucho menos impulsar acciones irreversibles, pero veremos.

El comportamiento policial fue intolerable, tanto el de la Guardia Civil y la Policía como los Mossos. Una policía que actúa desproporcionadamente hace mal su trabajo, aunque cumpla órdenes judiciales, y la violencia es un recurso al que no hay que llegar nunca. Es condenable. Sin hablar de lo que eso dice de quien lo usa como único argumento. Pero una policía que se inhibe ante un mandato judicial explícito es un disparate y una burla a la ley. Y no hay democracia fuera de la ley. Quizá si los Mossos hubieran cumplido su parte no hubiera habido violencia, pero eso es llorar sobre la leche de derramada. Sobre los relatos de la jornada, rescato uno de los miles posibles.

La verdad, no creo que ni España ni Cataluña tengan los gobernantes que merecemos y ayer se puso más de manifiesto que nunca. Lo de Rajoy es inenarrable y, como decía alguien, si algún día hay una Cataluña independiente seguro que una gran avenida llevará su nombre, por lo mucho que ayudó a conseguirla. Aquí, un buen resumen de toda la historia y sobre las posibilidades que se abren.

Volviendo un poco atrás, te diré que me subleva un poco esa simplificación que da por supuesto que votar en un referéndum es los más democrático y no hacerlo es antidemocrático. No, no lo es. Muchos demócratas no creen que lo sea. Y tampoco está bien tomar la parte por el todo ni que las instituciones no sean imparciales, lo que resulta poco higiénico desde el punto de vista democrático. Algunos de los que han representado a una buena parte de los votantes, dicen que no justo por eso. Sirve el ejemplo de los referéndums en algunos estados de EEUU contra el matrimonio homosexual que la Corte Suprema ha invalidado, aunque los ganara una aplastante mayoría, precisamente porque hay cosas que no están en la mano de los votantes porque nos hemos dotado de leyes para que así sea. Y también, por cierto, nada más franquista que los referéndums.

Y me llama la atención esa asunción de que hay que votar mañana para ser libres, como dando por supuesto que hasta ahora o las votaciones -más de 35 convocatorias- no eran para ser libres o no permitían elegir el futuro o algo. Si sabemos que no es así, ¿cómo se usa ese argumento? ¿Cómo se cree?

Ramón, dices que “El referendum es ilegal porque se le ha puesto políticamente en la ilegalidad, otra práctica franquista”. Hombre, no, es ilegal porque está fuera del marco del que nos hemos dotado, y, desde luego, fuera del marco de las propias leyes catalanas, que se ha saltado a la torera de un modo llamativo en lo que se ha llamado un golpe posmoderno. Por cierto, ese marco constitucional, del que forma parta el Estatut, nos ha permitido el periodo de democracia, libertades civiles y prosperidad económica más largo de nuestra historia.

Las razones que se dan de la secesión suelen ser de dos tipos, económicas y emocionales. Creo que las económicas están basadas en una mentira -lo de España nos roba y la corrupción- que muchos expertos han desmontado por ejemplo aquí, y aquí, por citar solo dos. Xavier Vidal-Folch tiene mucha literatura sobre ello. Se puede, y se debe, mejorar el reparto económico entre las personas, pero que zonas con más ingresos se quejen de que pagan más impuestos y exijan por tanto más prestaciones me parece intolerable. Me lo parecería si el barrio de Salamanca, en Madrid, dijera que pagan más que Vallecas y que eso debe reflejarse en cómo se les compensa. Creo que los impuestos -que pagan personas, no territorios-, reflejan los ingresos y creo que la solidaridad en el reparto es una política estupenda. Insisto, los expertos también dicen que hay margen para mejorar la financiación de las autonomías; hágase.

Subapéndice de esto es el argumento de que fuera de España no habrá corrupción en Cataluña. En fin, no hay lugar en España, me temo, ajeno a este desdichado fenómeno y, me temo aún más, Madrid y Cataluña están a la cabeza de la corrupción desde hace tiempo y sería difícil establecer un ranking. Yo daría dos medallas de oro.

Y, lo de los sentimientos, montado sobre mitos, tampoco es una base suficiente, creo, porque si todos los sentimientos tienen el mismo valor ¿qué pasa con los míos? ¿No valen en esta cuestión? Frente a los sentimientos, ¿no estamos ante un problema que no lo es? La guerra entre partidarios de austrias y borbones -de sucesión, no de secesión- y otros acontecimientos han servido para crear una historia ficticia sobre la que no es razonable apoyar esta demanda. Desde luego, la pésima gestión primero de Zapatero y luego de Rajoy -sobre todo de Rajoy y del nulo sentido de Estado del que siempre ha adolecido el PP-, ha servido para echar más leña al fuego, pero me parece que hay también una buena parte de responsabilidad en quienes desde Cataluña han inventado un mito del país que nunca existió y que han hecho creer a mucha gente. Los libros de historia de los colegios, me temo, son aterradores, por lo que dicen y por lo que callan.

Está claro, en todo caso, que esa historia, sea nueva o vieja, es hoy sostenida por muchos y es una realidad a la que hay que hacer frente políticamente, con diálogo y amplitud de miras, evitando el trágala, algo que no se ha hecho, desde luego. En Cataluña se ha usado como una huida hacia delante por el actual PdCat, que tenía mucho que ocultar, útil a Esquerra y, sobre todo, a la Cup, los auténticos ideólogos del asunto y quienes al final parece que se van a llevar el gato al agua. La brecha que se ha abierto en la sociedad catalana me parece terrible y me parece terrible que nadie vaya a asumir ninguna responsabilidad. Creo que lo de los canallas y las patrias de Samuel Johnson vuelve a ser cierto en esta ocasión. Eso sí, cuidado, decía Capote, con que se cumplan los deseos, porque ya se sabe que quién con infantes pernocta

Volviendo a los sentimientos, me niego a dejar de considerar mío a Sisa o a Mendoza, Els Joglars, a Quico Pi de la Serra, Gaudi, Coixet, Loquillo, Pau Riba, Herralde, Salvat y Bruguera, Santiago Moncada, Montalbán, Dalí -algo menos-, Raimon y tantos otros que han conformado el paisaje sentimental en que he crecido. Barcelona, como Sevilla, Santander o Santiago de Compostela forma parte de mí mismo y no quiero que me lo arrebaten alegremente. ¿Yo no puedo decidir sobre mi futuro entonces? Y, si partimos el sujeto de derecho ¿qué fronteras establecemos? ¿Las que la Constitución fija como autonómicas? ¿Las provinciales, las comarcales, las locales? ¿Tiene derecho La Moraleja a separarse Alcobendas? ¿Hablamos de realidades históricas sobre la base de mitos recientes?

También habría que tener cuidado con identificar a los buenos y malos catalanes, porque entiendo que hay una inmensa mayoría silenciosa que no necesariamente quieren la independencia y ni siquiera participar en este referéndum tan poco escrupuloso con las garantías democráticas. Por cierto, no es argumento el de “no lo hemos podido hacer de otra manera” porque la política de hechos consumados así justificaría casi cualquier cosa. Malos tiempos en los que hay que ser valiente para ser moderado. En fin, los llamamientos al diálogo, la equidistancia y tal.

Así que creo que el motivo real de discusión es si Cataluña tiene o no, siempre dentro de la legalidad, el derecho a decidir por sí misma si quiere salirse de España. Y, para dejarlo claro desde el principio, yo creo que no. Creo, como Álvarez Junco, que no es un derecho y, desde luego, no un derecho que cercene el mío.

No entro en otras cuestiones, sobre lo que para Cataluña supondría la secesión, incluida la salida de Naciones Unidas y de la UE y la consiguiente ruina económica porque hay mucha literatura sobre ello y no te quiero aburrir más. Solo una cita de las pésimas repercusiones que podría tener en Europa.

En fin, de nuevo disculpas por este rollo tan notable. Creo que efectivamente unos 20 o 30 kilos de andaricas -no nécoras, viva el hecho diferencial asturiano- nos ayudarían a ponernos de acuerdo, algo a lo que, estoy seguro, llegaríamos.

Un fuerte abrazo.