Siempre es más interesante acechar a quien no espera ser acechado, cazar al cazador. En buena medida, hacer fotos en la calle es ir de cacería, ver qué encuentras y disparar, aunque nos sea la pieza que ibas buscando. Con M. voy algunas mañanas de cacería fotográfica por Madrid: algunas veces, le cazo.
Suele ser muy pronto, por la mañana, para tener buena luz. Y suele ser por la Gran Vía, hasta el Rastro algunas veces, por la Plaza Mayor, Sol, Tirso de Molina y esas calles del centro. Siempre hay gente curiosa que merodea, cardúmenes de turistas —los chinos madrugan más— y vagabundos durmiendo en los portales, perros paseando a personas y gente que regresa de la farra.
Muy atento a lo que pasa porque la pieza está solo un instante en el sitio preciso, con la pose adecuada. Hay que ser rápido y silencioso. En cualquier momento alza el vuelo y huye.
El cazador está delante de la pieza, esperando el momento para hacer el disparo perfecto, el que fije lo que se busca. Algunas veces es posible apuntar despacio y mantener el pulso, sin asustar, sin hacerse notar, hasta el momento exacto.
Otras veces es más fácil, no hay movimiento, hay un aire que es preciso fijar, una composición que se encuentra gracias a las rodillas, pero que hay que ver, hay que saber ver.
Mirar, mirar, dejando los trastos quietos para ver dónde está lo que se quiera mirar, lo que se ha de captar.
El camuflaje no es siempre es sencillo.
Sin prestar atención nada más que a lo principal, al objetivo. Lo que circunda, lo accesorio, no existe.
Aunque se esconda en su guarida, es posible buscar a la pieza en cualquier sitio. Y, cuando esté a tiro, disparar.
Atento, atento. Buscando siempre el ángulo adecuado para que el disparo sea efectivo, preciso, exacto. Sin que nada interfiera si no forma parte de lo disparado.
El instante preciso, el punto exacto. Esperar siempre atento.
Si se disparan fotos, ¿el autorretrato es una especie de suicidio? No, claramente no, es fijarse uno mismo en la pared como pieza, aunque sea pequeña, aunque el interés mayor esté en el marco, aunque lo que se busque no sea a uno mismo.