No me gustan mucho las batallitas del abuelo –sobre todo si el abuelo soy yo- pero algunas veces se me pregunta por una nota de prensa en verso que hicimos cuando yo trabajaba como jefe de prensa de Ministerio de Agricultura, entre 1994 y 1996, en la era predircom. Sí, lo hicimos, la hicimos.
Entonces, 1994, el Consejo de Ministros aprobaba cada viernes al menos tres o cuatro decretos para transponer normas de la Unión Europea a la legislación española. En general eran asuntos bastante técnicos y, pese a que hacíamos notas de prensa que enviábamos a todos el mundo ¡por fax, entonces eso era lo moderno! casi nadie se hacia eco de ellas excepto la prensa muy especializada.
Por eso un día decidimos hacerlas en verso, a ver qué pasaba. El ministro, Luis Atienza, tenía suficiente sentido del humor como para que le pareciera bien una broma de este tipo, así que el viernes, tras una rueda de prensa, incluimos en la carpeta con todas las notas que dimos a los periodistas este romance.
Dos notas de prensa en verso Sobre esperma y sobre pienso: Madrid, 25 de noviembre de 1994 El Consejo de Ministros, en su reunión de hoy día, ha aprobado dos decretos para nuestra agronomía. El primero de los dos trata de comida y piensos, de cómo deben de hacerse para que sean inmensos los animales de granja que se alimenten con ellos. Con buenas materias primas, como quisiera cualquiera que aun no comiendo esos piensos buen estómago tuviera. Que puedan analizarse con técnicas muy modernas para tener la certeza de que sean buenas piernas las de cordero y vaca, las de pollo y de ternera, las pechugas y los lomos y cualesquiera otra pieza. Que sean homologadas fuera de nuestras fronteras todas nuestras producciones agrarias y ganaderas. En el segundo decreto que el Consejo hoy aprobaba se incluyen las condiciones de eficacia comprobada que ha de cumplir el esperma bovino de la cabaña que quiera cruzar fronteras de Europa comunitaria. Para tener descendencia de carneros y de ovejas se acostumbraba a dejarlos en rebaños por parejas. De esta manera primaria, ellos solos por costumbre perpetuaban la especie con contento y mansedumbre. Quiere la modernidad, para mejorar la raza, que las parejas se escojan con batas entre la paja. Que no decidan los bichos según su libre albedrío sino los especialistas aunque todo sea frío. Porque de frío se trata y de la conservación que para ser primera cumple la eyaculación. Preparado o diluido, según en cada ocasión, pero siempre recogido con enorme precaución por personas avezadas en tan difícil misión de centros reconocidos inscritos en el padrón, que no nos vale cualquiera si no cumple muy precisas instrucciones acordadas por expertos y sin prisas. Cada muestra recogida, por mayor seguridad, llevará un certificado que asegure su bondad, expedido a tal efecto por un experto oficial que ha de ser veterinario de alguna localidad que esté dentro de la Unión, la antigua Comunidad
Era, como se ve, una gracieta sin más, una broma, un poco de humor. Y, como se ve, ripios sin pretensiones, de esos que en mi casa se hacían casi para cualquier cosa y que modestamente, escribes en diez minutos.
Pensemos, -insisto, 25 de noviembre de 1994-, en un mundo sin móviles y sin internet, sin redes y con tres canales de televisión, además de la oficial. Así, a media tarde, empezó a sonar el teléfono en casa. Llamaban de Gabinete, que era la centralita del Ministerio cuando no se trabajaba, capaz de localizar a cualquiera, vía Guardia Civil si era preciso. Llamaban de muchos medios porque había saltado la liebre. En El País nos hicieron una contra para el día siguiente, Diario 16 lo llevó en portada “Agricultura hace una nota en verso sobre el esperma de las vacas” –ya dijimos que no, que no era de vacas sino de toros, ejem-, ABC le dedicó una página entera de huecograbado –con una foto de Atienza escogida con mucho cuidado-, El Mundo dedicó varios artículos, entre ellos uno titulado «IMPRESIONES: Una vocación tardía que Atienza no debería desdeñar».
Por su parte, en las radios también se habló de ello y, de hecho, Atienza y yo fuimos varias veces a la tertulia que entonces tenía Ernesto Sáenz de Buruaga en Onda Cero, con, Fernando Jáuregui y Miguel Ángel Gozalo; Fernando Ónega cerró esa noche su telediario leyendo una parte del romance, festejando la broma y en buen tono.
En general a todo el mundo le pareció lo que era, una gracieta sin más. Lo que pasa es que era un momento, el final de los gobiernos de González, muy bronco y muy faltón en la política nacional. Por eso, por ejemplo, un suelto en ABC, pocos días después, nos acusó de malgastar el tiempo y el dinero público con tonterías. Escribí una carta al director diciendo que nos pagaban para conseguir que las notas de prensa tuvieran repercusión y que nunca la habían tenido como esta vez, por lo que nunca el dinero y el tiempo habían sido tan bien empleados, pero no la publicaron.